Así empezó «Amaia de la Piedad»

Comienzo este blog después de 5 años en el mundo de las bodas… Me vas a perdonar, pero siempre había algo más prioritario que sentarme a escribir.
Creo que la mejor forma de empezar es con un post hablando sobre mí, cómo llegué a este mundo, qué me mueve a seguir trabajando en él, mi formación, etc.
∼
Allá por el 2014 mi trabajo no era el de mis sueños, aunque al ser negocio familiar me otorgaba varios beneficios que otros trabajos no lo hacen. Esto también ha facilitado mucho estar donde estoy y haber podido avanzar más rápido que algunas de mis compañeras.
Sabía que algo debía cambiar para conseguir resultados diferentes, pero postergaba el momento de sentarme a hablar muy seriamente conmigo misma.
Fue en mi primer Camino de Santiago, en solitario, en septiembre de 2014, cuando en el camino de vuelta a casa me di cuenta de que, después de varios días de una paz interior brutal, desconocida y adictiva, algo me la estaba arrebatando.
Ahora sí o sí algo debía cambiar.
Autoconocimiento
Y así fue como, después de un largo y duro proceso de autoconocimiento, me decidí a dedicarme a algo que me permitiera desarrollar y ofrecer aquello que era innato en mí y que tan bien se me daba: planificar y organizar.
Reconozco que soy una friki de las listas, las agendas, las tablas de Excel. La organización y planificación de mi vida en general ha hecho que mi mente también esté ordenada, y eso es algo que, para mí, tiene un valor incalculable.
Así que, no fue difícil encontrar aquello para lo que tenía talento, pero reconozco que el mundo de las bodas llegó a mi vida en ese momento.
Unos años antes intenté hacer mis pinitos en el mundo de los eventos con dos amigas, pero éramos novatas y creo que no sabíamos ni por dónde empezar.
Por suerte, esta vez el planteamiento era distinto, el compromiso era real y conmigo misma, y las ganas eran tan fuertes que, después de 5 años, aquí estoy.
¿Por qué el mundo de las bodas?
Porque es un sector atractivo, donde la decoración tiene mucho peso, tratas con personas, con sus emociones y sus sentimientos, y eso para alguien que ha estudiado Psicología es un aliciente más. Ayudas a muchas parejas a olvidarse de lo más tedioso y te aseguras de que, únicamente, disfruten del proceso y de su día. Sin duda, era el sector donde más a gusto iba a estar ofreciendo aquello que se me daba bien.
El comienzo
Empecé mi andadura de la mano de otra Wedding Planner, que hacía más la labor de comercial de varios espacios de la zona. Con ella aprendí mucho, tanto de sus aciertos como de sus errores, y eso me ayudó a crecer y a comenzar mi proyecto en solitario con una buena base. Aunque, lógicamente, yo he cometido mis propias cagadas…
La temporada de 2015 la pillé finalizando, pero en la de 2016 me convertí en su mano derecha y comencé a familiarizarme con la gestión y coordinación de proveedores. Fue ese mismo año cuando me ofreció quedarme con la empresa, y acepté sin pensármelo. Era una decisión importante, responsable y arriesgada, pero también una oportunidad única, y no podía dejarla escapar.
Más adelante decidí cambiar la imagen de marca, el branding, hacerla mía para que hablara de mí. Esto lo hice con la ayuda de Mamen, de Blanco Ruso, una gran profesional y mejor persona con la que conecté desde el primer segundo. Fue un trabajo precioso y muy emocionante, y el resultado me tenía enamorada. Ya sentía que ese proyecto era mío, y eso ayuda a ponerle más ganas, ilusión y motivación.
Mi primera temporada
El 2017 se presentaba con 12 bodas y yo debía, por mí y por mis clientes, formarme para ser cada día mejor. Ahí comenzó mi formación, de la mano de Karen Rodriguez y Verónica Montalbán. Mi primer curso de Wedding Planner fue increíble, me aportó mucho tanto a nivel profesional como personal, conocí a muchas compañeras del sector con las que, hoy en día, sigo en contacto, y también a proveedores de la zona. Fueron tres días intensos pero muy valiosos que me ayudaron a poner el foco en lo que estaba haciendo, y me sirvieron de guía para que mis pasos se dirigieran hacía un objetivo más concreto.
A este curso le siguieron muchos más, y cada año la formación ocupa una parte de mi tiempo. Puedes tener un talento, un don, pero emprender es mucho más, montar un negocio no es coser y cantar, y hacer felices a la gente conlleva mucha responsabilidad. Es algo que hay que tomarse en serio, y aprender de los mejores es el camino para llegar a ser experto en tu sector y un gran profesional.

Congreso de marketing en Barcelona (Fotografía: Eric Parey)
Y mi otra fuente de aprendizaje es, sin duda, mis bodas. De ellas aprendo muchísimo, del feedback de mi equipo y de mis clientes. Después de cada boda siento que he crecido, por muy perfecta que haya salido, siempre hay algo que se puede mejorar.

Mi primera boda en solitario (Fotografía: Estamos grabando)
Esto me lleva a recordar los malos momentos por los que he pasado, mis errores, el sentimiento de culpa, la pérdida de motivación, las dudas…
El mundo de las bodas es, en apariencia, flores y lágrimas de felicidad. La realidad incluye más cosas no tan bonitas y emocionantes. Al final no deja de ser un negocio y hay momentos que no son fáciles. Escribo este post terminando agosto de 2020, sí, en plena pandemia mundial por el Covid-19, ese que tanto daño ha hecho y sigue haciendo. Nuestro sector, como muchísimos otros, se ha visto seriamente afectado, y estos momentos pueden ser catastróficos si no tienes una fe plena en lo que haces, si no amas tu trabajo y si tus cimientos no son sólidos.
Para mí, la profesión a la que te dedicas es como el amor de tu vida. Cuando lo conoces todo es positivo, hay ilusión, muchos proyectos y ganas de empezar esa aventura junto a él o ella.
Te imaginas una historia “nivel Pinterest”, donde las bodas en la playa no están marcadas por el viento de levante de Tarifa, ni tienes que esquivar a los bañistas con sus looks más favorecedores para hacer una foto decente. Bodas donde las invitadas caminan sobre la arena o los caminos de piedra como auténticas modelos de pasarela y no te miran con odio por haberles metido ahí.
Pero a medida que vas conociendo tu negocio y todas las tareas que conlleva, te das cuenta de que todo no es tan idílico, tiene sus defectos. Si no aprendes a amarlo sin condiciones, sabiendo que habrá momentos duros, altibajos, desmotivación, meteduras de pata…no serás feliz junto a él.
Motivaciones para no abandonar
¿Por qué sigo con mi proyecto a pesar de todo eso? Porque no hay trabajo perfecto, todos están teñidos por tareas más tediosas, todos exigen dedicación y esfuerzo, compromiso, responsabilidad. Y en todos ellos tendremos momentos malos, de bajón, porque detrás de ese negocio hay personas, y nuestro estado de ánimo influye, lo queramos o no.
Debemos aprender, también, a amarnos a nosotros mismos de forma incondicional permitiéndonos flaquear, aunque sin dejar de ser responsables de lo que hacemos.
Debemos conocernos y saber qué hacer cuando esos días más negativos aparecen.
Pero pretender que el amor de tu vida sea perfecto y no permitirle errar ni tener momentos malos, puede llevarte a no saber nunca lo que es el amor verdadero.
Yo he pasado por todo eso, y no solo con este proyecto. Llegar hasta aquí no ha sido fácil y jamás lo va a ser, pero aceptar que esos días y momentos van a formar parte de tu vida hará que todo fluya diferente. Nada como respirar, tomar distancia y dejar que el día pase.
Pero esos aspectos no tan divertidos están totalmente compensados con la satisfacción de hacer bien tu trabajo. Cuando ves el resultado, que todo va rodado, que los invitados disfrutan y los novios irradian felicidad, el subidón es brutal. Hacer feliz a la gente siempre es satisfactorio.
Y, por si fuera poco, es un trabajo que me da mucha libertad geográfica y de horario. Ser tu propia jefa no es tan fácil como muchos creen, pero reconozco que jamás he imaginado otra opción en cuanto a mi carrera profesional se refiere. Y cuando alcanzas un sueño, como es mi caso, ¿qué más puedes pedir?
Y, después de este post mitad autobiográfico, mitad autoayuda, me despido deseando que te haya gustado y que quedes con ganas de leer muchos más.
Si te apetece contarme tu experiencia como emprendedor/a, estaré encantada de leerte.
Gracias, de corazón.
Amaia.
Los comentarios están desactivados